DE RETORNO A CASA
Juan Ortiz
POEMA/VENEZUELA
De retorno a casa habrá un escalofrío como de muerte,
se andará de puñal en puñal mientras se mira en los espacios que ya no guarecen a nadie;
lloraré al yaque y al uvero de en frente,
al peñero de Felipe Veda y su ranchería,
y las conversas con Luis Macha;
el camino será un arrastrar lo que me traje para llevarlo de nuevo a cada tumba
como ofrenda hermosa de no dejar morir la raíz que le hace ser a uno.
Al ir adonde Gloria,
al cemento pulido donde jugué tacos
y a la tierra que horadé para jugar metra y trompo,
caeré vuelto nada en el piso,
y no querré que me digan un coño de revoluciones,
y mandaré al carajo a todos los vendidos,
seré un niño que no callará nada,
y me enroscaré en el suelo desecho más allá del llanto y la lágrima,
y luego iré a la playa a bautizarme de sal para que la sangre vuelva a ser la misma
y el cuerpo reconozca que ya puede morir tranquilo.
Creo poder caminar en Punta de Piedras y soportar mis huesos quebrándose en el andar;
colocaré a Toribio en el terminal llevando maletas,
a Juana Chiquita con su mara vendiendo por las calles de Pueblo Nuevo
y a Martín Valiente llegando al malecón con una calá de jurel.
Marci vendrá caminando de La Salle,
y Chu estará reparando el aire de la casa,
Omo me saludará con Kate
y Felipa estará hablando con el señor Marcos;
Yolanda, por su parte, estará regañando a Toño
y él por fin le hará caso…
Creo poder caminar y ponerlos donde se debe sin terminar siendo algo minúsculo,
un despojo de nostalgias,
creo.
De retorno a casa habrá mucho por hacer
y poca gente que escuche.
Toca preguntarnos entonces ¿qué somos realmente?,
y la respuesta terminará quebrando a más de uno:
somos los que se fueron,
una resistencia hecha de memorias que padece el enigma de la existencia…
¿Adónde retornamos realmente?
Espero que aún me quede salitre en el alma en aquel volver,
para que lo que me espere no me desconozca.
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