LA VIDA ME ARRASTRA
Ángel Marino Ramírez V.
POEMA/VENEZUELA
Poema seleccionado para la antología poética “Iurdus Merula” de la revista Mirlo en Madrid, España (noviembre 2014).
La vida me arrastra a todas partes,
porque en una rapiña de encrucijadas,
es un desfile de Norte a Sur
y de Este a Oeste;
un breve y luengo concurso
de nimiedades y grandezas.
La vida me arrastra,
no obstante, las esencias de las flores
intentan dulcificar la vida,
minimizar a los imperios.
Mientras, la misma música
va arrastrando sus almas rotas,
pues un corazón cargado en lágrimas,
camina por una vereda de espinas.
Se hacen oscuras
las calzadas de la vida,
que arrastran aguas somnolientas.
Así, la lluvia se cree la hija del sol,
las hojas se creen las hijas de la fotosíntesis,
y sin duda, la sal es una hija inorgánica
pero es la madre del gusto.
Quizás por eso,
la oscuridad me enseñó
el valor de una luciérnaga.
La vida me arrastra a todas partes
incluso al refugio de la Cruz,
donde rapiño la fe,
que encumbra mi cordillera
y sosiega mi cintura.
No sé si en la fe hay victoria
pero se parece mucho.
La vida me arrastra hacia el mar,
y allí transpongo todos los puntos.
Como capitán de mi barco
y nylon de los anzuelos.
Recito con el lenguaje del ave
y canto con la madera del bote.
Si hay un verdugo es el azul
que estrangula mi mirada
y estrecha mi geografía.
Por eso hay veces,
que amo al color negro
que le da forma al círculo de la luna.
Dios nos anuncia su paralelo perfecto
en el horizonte del mar,
arrastrando tu mirada
sobre la mesa plana de agua,
para cruzarlo sin cruzar.
Todo el pudor de las aguas
bajo mi ballestilla poética,
y bajo mi arpón “verseador”.
Y aun así el agua es tan noble;
que si el pescador
tiene el anzuelo y la plomada,
es posible que el mar
le dé el cardumen.
La vida me arrastra hacia la tierra;
hacia la cola de mi zapatero padre,
hacia la pantufla de mi artesana madre,
hacia las espirituales costas
de mi idioma color pastel,
donde el tiempo no tiene reloj,
donde una hora es un segundo
y un segundo un largo minuto.
La vida me arrastra y me lleva;
sobre un bote de musas,
sobre un auto de letras,
sobre un pájaro de auroras,
sobre una alfombra de estrellas.
Y me dejo llevar.
Ahora bien,
si la goma de mi lápiz
pudiera borrar la vida,
borraría la injusticia y la pobreza,
entonces, podrán publicar mis arrastradas
en el periódico de las horas justas.
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