NOCHE DE COPAS
Oscar Galián
POEMA/VENEZUELA
He tenido la ocurrencia
De irme una noche de bares
Para aliviar los pesares
Y revertir la abstinencia
Todo esto a plena conciencia
Y sin ninguna malicia
Así mi juerga se inicia
En un antro conocido
Pensando muy convencido
Que la bebida te envicia.
Era un local muy bonito
Bellamente decorado
Yo que me había trajeado
De lo más refinadito
Emanaba un perfumito
Digno para la ocasión
Me fui a sentar a un sillón
Con su mesa respectiva
Pensaba en la alternativa
De tomar whisky o un ron.
Aún me estaba acostumbrando
A lo oscuro del local
Que estaba enfocando mal
Algo que estaba mirando
Mientras estaba fumando
Un habano de etiqueta
Vislumbraba una silueta
Que estaba medio desnuda
Y no salí de mi duda
Hasta que la vi completa.
Se movía con soltura
Era todo un monumento
Y pensé en ese momento
¿Qué te habías hecho, criatura?
Contemplando su hermosura
Creí que estaba soñando
Pero desperté escuchando
Ese susurro envolvente
Del hembrón que tenía enfrente
Y que me estaba arrullando.
Su cuerpo era lo mejor
La redondez de sus pechos
Parece que fueron hechos
Por un famoso escultor
Los “buzié” sin resquemor
Su pelo una cuchitura
Con una fina cintura
Y con un culo infartante,
De verdad impresionante,
Completaba su hermosura.
Entonces al acercarse
Vi su rostro nacarado
Precioso y tan bien cuidado
Del que podía ufanarse
Al terminar de mostrarse
Más preciosa que ninguna
En su cara vi la luna
Sus carnosos labios rojos
Sus enigmáticos ojos
Que enamoraban de una.
Vi que era una mujer
De esas de pocas palabras
No de las tipas macabras
Que quieres enmudecer
Sin saber que responder
Le pedí que se sentara
Y que no me rechazara
La cortés invitación
Ordenando un botellón
De la bebida más cara.
Le pregunté por su nombre
Manuela, dijo sonriente
Rodrígo, mote frecuente
Que uso por sobrenombre
Me jacto de ser un hombre
Arrollador con las nenas
Mejor con las que están buenas
Y manu sí que lo estaba
Y yo de ella esperaba
Que me curara las penas.
Yo tenía tal afán
Por poseerla completa
Que abrimos bien esa jeta
Y engullimos el champán
Y sin hacer otro plan
Nos fuimos a un reservado
Yo me coloqué a su lado
Y comenzó el sofocón
Preludio del revolcón
Con el que ya había soñado.
Excitados y jadeantes
Quise ir directo al grano
Y comencé a mete’ mano
En sus pechos abundantes
Seguro que eran implantes
Pero a mí no me importaba
Mientras el pezón besaba
Escuché leves gemidos
Yo quería dar aullidos
Apenas esto empezaba.
Su humanidad recorría
Palmo a palmo, poco a poco
Me estaba volviendo loco
Creí que me correría
Demostrándole mi hombría
La acaricié sin reparo
Entregándome a su amparo
Y al subir por un muslote
De pronto agarré un bojote
Que me pareció muy raro.
¿Qué vaina es esta, manuela?
Pregunté muy sorprendido
Algo tenía escondido
Por debajo de la tela
Esta anécdota revela
Como de un solo coñazo
Haces un gran papelazo
Pues mi diosa de oropel
Resultó que era “Manuel”
Pana, tremendo “chinazo”.
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