«El pregonero» de Pastor Giménez Ortega

Entre gritos de alegría

ha llegado en su carreta

de cosas raras repleta,

con extraña mercancía.

Y con mucha algarabía

acomoda el “perolero”,

lo que se come primero,

lo que se pone después,

 y así empieza de una vez

con su venta el pregonero.

Traigo latas de sardinas

rellenas con majarete,

de cebolla los sorbetes

y jaleas de aspirina.

Calcio, fósforo y niacina

contienen las empanadas,

de mamomes ensaladas

y pezuñas de avestruz

y, como querías tú,

de ocumo las merengadas.

De todo traigo un poquito

para a todos complacer,

refrescos de vetiver

y brochetas de palmito.

De auyama vendo un sofrito

que lo dejará perplejo

y, si no tiene complejo,

le ofrezco un sabroso pan

relleno con azafrán

y tenazas de cangrejo.

Para las damas vestir

la oferta no tiene falla,

sostenes de grandes tallas

y pantys de casimir.

O si quiere divertir,

cual señora de linaje

a su esposo en ese viaje

que será luna de miel,

le podría a usted vender

pantaletas con encaje.

También para caballeros

tengo ofertas especiales,

cachuchas con “cuernos” reales

y de fieltro los sombreros.

Hay ropa interior de cuero

y calcetines de lino.

Y, si acaso el cruel destino

lo pone en algún “problema”,

no caiga en ningún dilema,

también tengo mentol chino.