QUO VADIS
ADELA ZAMUDIO
POEMA / BOLIVIA
Sola, en el ancho páramo del mundo,
sola con mi dolor,
en su confín, con el estupor profundo
miro alzarse un celeste resplandor:
es ¡Él! Aparición deslumbradora
de blanca y dulce faz,
que avanza, con la diestra protectora
en actitud de bendición y paz.
Inclino ante Él mi rostro dolorido
temblando de ternura y de temor,
y exclamo con acento conmovido:
¿A dónde vas Señor?
La Roma en que tus mártires supieron
en horribles suplicios perecer
es hoy lo que Los Césares quisieron:
emporio de elegancia y de placer.
Allí está Pedro. El pescador que un día
predicó la pobreza y la humildad,
cubierto de lujosa pedrería
ostenta su poder y majestad.
Feroz imitador de los paganos,
en Santo Inquisidor
ha quemado en tu nombre a sus hermanos…
¿A dónde vas Señor?
Allá en los templos donde el culto impera
¿Qué hay en el fondo? O lucro o vanidad.
Cuán pocos son los que con fe sincera
te adoran en espíritu y verdad
el mundo con su sangre redimida
veinte siglos después de tu pasión
es hoy más infeliz, más pervertido,
más pagano que en tiempo de Nerón.
Ante el altar de la Deidad impura,
huérfana de ideal, la juventud
contra el amor del alma se conjure
proclamando el placer como virtud
las antiguas barbaries que subsisten,
solo cambian de nombre con la edad:
la esclavitud y aun el tormento existen
y es mentira grosera la igualdad
¡Siempre en la lucha oprimidos y opresores!
De un lado, la fortuna y el poder,
del otro, la miseria y sus horrores;
y todo iniquidad… Hoy como ayer.
Hoy como ayer. Los pueblos de la tierra
se arman para el asalto y la traición,
y alza triunfante el monstruo de la Guerra
su bandera de espanto y confusión.
Ciega, fatal, la humanidad se abisma
En los antros del vicio y del error.
Y duda, horrorizada de sí misma…
¿A dónde vas, Señor?
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