AJO
Ángel Marino Ramírez V.
Poema / Venezuela
¿Cuál es la algarabía por el ajo?
¿Qué misterio tiene el ajo?
De pronto, su ciénaga olorosa
nos pinta la vida
y lo mejor, lo impagable
es que libra al
corazón de su ahogo.
El ajo de buena tierra
sacude la herida del exceso,
fecunda el compás de
la boca sedienta
y adormila la piedra
del acedo verde.
El anciano acepta los siglos del ajo;
el joven prefiere ignorar su ley.
Es que las alas del ajo
superan al fuego
y superan las lenguas
azotadas de azúcar y
superan el símbolo
del salitre falso.
El ajo de buena tierra
sirve su curveada copa
besando el párpado de la natura
e invadiendo la casa del aire.
Digamos que es un vegetal
que tiene el poder
de alejarnos de la
muerte por un rato.
El verdadero ajo regala
un bocado de luz en
el gusto de la carne agonizante.
Tiene voz de orgullo,
pues asume su cuño de fábrica
amansando
los obstáculos de la sangre.
Si amamos la vida,
quedémonos con el ajo;
el que probó Matusalén,
el santo de las arterias
y el novio de la sartén.
Deja un comentario