«Seguidillas» de Manuel Antonio Alonso Pacheco

SEGUIDILLAS

Manuel Alonso Pacheco

POEMA / PUERTO RICO

A mi buen amigo don Pablo Sanz

Verás qué seguidillas

Amigo Pablo,

Que peor no las canta

Ni el mismo diablo.

Vaya pues una,

Como esta serán todas,

Buena ninguna.

 

 

Cuando miro los ojos

De mi morena,

De tanto que me gustan

Me causan pena;

Porque quisiera

Tan de cerca mirarlos

Que no los viera.

 

 

Me gustan las morenas

Por el salero,

y también por las blancas

De amor me muero.

Porque un beso la pido

Se irrita Clara,

Y en un mes no me mira

Con buena cara.

Será preciso

Besarla cuando pueda

Sin su permiso.

 

 

Si quieres que te engorden

Las pantorrillas,

Baila chica a menudo

Las seguidillas.

Y aún más subiera;

Pero temo que alguno

Me grite: ¡Fuera!

 

 

Que a su lado la nieve

Tiene Paca unos dientes

De tal blancura,

Parece oscura.

¡Jesús, qué hechizo!

Dios bendiga al dentista

Que se los hizo.

 

 

Un médico y un cura

Pasean juntos

Repasando la lista.

De sus difuntos.

Y el boticario

Les sigue de bracete

Con el notario.

 

 

Me dijo un guapo mozo

De Andalucía

Que en Cádiz las estrellas

Salen de día.

Y no me admira,

Que quien dijo andaluces,

Dijo mentira.

 

 

Basta de seguidillas,

Pablo querido;

Tú siempre sigues gordo,

Yo consumido.

Y ande la danza,

Yo seré don Quijote,

Tú Sancho Panza.

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