EROS
Pastor Giménez Ortega
POEMA / VENEZUELA
Y su boca dibujó
Ligera y frágil sonrisa,
Un gemido, tenue brisa,
De sus entrañas sopló.
Su cuerpo se desplomó
Bañado en dulce sudor,
Y abandonada al sopor
Que produce el paroxismo
Entregose al hipnotismo
Del placer y del amor.
Y dos tulipanes rojos
Brotaron allí, en su seno,
El cáliz estaba pleno
De calor, placer y antojos.
La miel que pinta sus ojos
Se derramó más brillante;
Susurro tenue, jadeante,
Todo el silencio acalló
Y su alma toda entregó
Por el deseo anhelante.
Un tallo mostrose ufano,
Erguido, altivo, frondoso,
En ademán presuntuoso,
Orgulloso, soberano.
Sumido en intentos llanos
Quiere calmar el calor
Y, agitando sin temor
Su esplendoroso follaje
Logra atisbar un celaje
Con su brisa y su frescor.
Poema declamado
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