DE LO FÁCIL QUE SE HA VUELTO CAMBIAR EL MUNDO
Juan Ortiz
POEMA/VENEZUELA
Cambiar el mundo se volvió fácil,
basta tener un monitor,
acceso a Google,
y hacerse el intelectual compartiendo algo que nadie nunca.
No faltan los discursivos de guerrilla,
diestros, zurdos, medios,
los más aguerridos,
y los cazadores de carteras virtuales descuidadas,
buscadores de mecenas desde una labia barata que en nada contradice a sus
comensales.
Cambiar el mundo se ha tornado en algo fácil,
basta hacerse el interesante,
plagiar a los grandes y agregar otro adjetivo a las frases
para que los seguidores aplaudan,
y un niño se salva de morir de hambre,
y el agua fluye tranquila en los desiertos de África,
y el llanto de la vieja tras las infinitas líneas aspiradas
—y los maltratos y el desprecio—
desaparecen de la memoria RAM de la existencia que somos ahora.
Pobre la mano del hombre que siembra hoy ají dulce en Tacarigua,
del que siembra papas en Montañíta,
o el insulso que cría gallinas en Crespo;
pobre del que rescató ayer al mendigo bajo la Torre Eiffel
y le llevó a casa,
y le dio pan, jamón y vino,
y le vio morir de alegría y no de hambre;
pobre del maestro de mi pueblo y su estómago de salón de agosto;
del barrendero,
Cuerpos en la orilla – Juan Ortiz
del yogui que trascendió,
del que vive y ama y viaja y es feliz porqué entendió a Yibrán;
pobres todos los que hacen y no publican,
los que se entregan y no publican,
los que recogen los restos de las madres destrozadas por sus entrañas y no publican,
todos los que no se enteraron de la mudanza y siguen allá afuera con los sapos y los
cisnes,
y esa vida de respirar y cerrar los ojos,
pobres.
Mañana el año será otoño,
y los hombres caerán como hojas,
y el Sur llorará a sus hijos,
porque les dio de todo y no quisieron nada,
y hoy buscan un Wifi para subir el ego
y hacer arder los cables de fibra óptica,
y el calor va a las mentes simples y estas se vuelven antorchas
y todo sigue igual, pero peor.
Cambiar el mundo se ha vuelto fácil,
pobres los que no lo entiendan,
pobres,
pobres y felices,
libres de tener un alma bonita y de pantalla.
Deja un comentario