«Arcos» de Magda Portal (Poema)

Este poema titulado «Arcos» de Magda Portal es una expresión poética que explora la complejidad de las emociones en el contexto del amor. A través de un lenguaje lírico y simbólico, la autora presenta una serie de imágenes y sentimientos que revelan la dualidad y la efímera naturaleza de la experiencia amorosa.

El poema comienza con una afirmación categórica de la desconfianza o la incredulidad en el amor representada como «todo falso». Este es un tono pesimista que establece la base para la exploración de las contradicciones y las tensiones en la relación amorosa. La metáfora del «amor de humo» sugiere la fragilidad y la fugacidad de la conexión sentimental que el poeta está experimentando.

La descripción de los «dos estanques vidriados de tus ojos» enfatiza la intensidad de la mirada del ser amado. Sin embargo, a pesar de esta intensidad, la poetisa destaca la parálisis de sus propias pupilas, insinuando una sensación de pérdida de agencia o control en la relación. La realidad emocionada de las «dos manos infinitas» sugiere una conexión profunda, pero la palabra «infinitas» también podría indicar la abrumadora complejidad de las emociones involucradas.

La verdad del poema, según la autora, reside en la angustia presente en el momento actual. Esta angustia es tangible, palpable entre las «manos frías» de la narradora, y se manifiesta a través del llanto interno. El deseo de pedir perdón añade una dimensión de arrepentimiento o culpabilidad, añadiendo capas de complejidad emocional al poema.

Las «ambiguas esmeraldas de mi risa» introdujeron una imagen poderosa que simboliza la contradicción inherente a las emociones humanas. La risa, generalmente asociada con la alegría, se describe como «ambigua», sugiriendo que incluso en los momentos de felicidad hay matices de ambigüedad o dualidad. La «decoración fastuosa de mis cenefas de tristeza» refuerza esta idea de la convivencia de la alegría y la tristeza en la experiencia humana.

La imagen de «dos ojos verdes que han visto mucho el mar» evoca la idea de la experiencia acumulada y la nostalgia que surge de esos encuentros con la vastedad del mundo. Este anhelo de descansar en el seno del mar sugiere una búsqueda de consuelo y conexión con algo más grande que uno mismo.

Finalmente, la poetisa bendice la hora que confirma la angustia, sugiriendo que la verdad del amor se revela en la confrontación con la realidad. La última línea, «de que este amor solo es un sueño», cierra el poema con una declaración melancólica que sugiere que el amor es efímero o ilusorio, al menos en la percepción de la narradora.