La fortaleza de un encanto tropical
Llegar hasta tu orilla, y extasiado en tu playa, contemplar tu belleza, me da la fortaleza del marinero que en tus aguas navega y que de esas aguas tus frutos esperan. De ese marino que, de tan solo verlas, la felicidad en su rostro se refleja, y me inspira a decir: caminar en tu arena me consuela, porque transmites a mi cuerpo la energía vertida en la savia de tus yodadas aguas.
La riqueza de Playa Caribe
Caminar en tus arenas, me hace ver a través de esa túnica, que es tu blanca espuma, lo rico de tu flora y de tu fauna y de ese nicho ecológico en el que te convertiste para quienes decidieron tomarte como su hábitat natural, para disfrutar de todas tus riquezas. Por tanto, no dudo en afirmar que aves marinas, algas, peces, crustáceos y moluscos y toda criatura que hizo de ti su casa, debe sentir lo que yo, cada vez que tengo la virtud de visitarte y de disfrutar de tu naturaleza.
Playa Caribe un regalo del universo
Por eso, te siento y te sentiré siempre como un regalo, con que el universo y nuestro ser supremo me ha premiado y en especial, premió a todos los hermanos gracitanos, a todos los gomences, a todo el que tiene la bendición de recrearse en ti.
Playa Caribe es una bendición de Dios
Por eso, hoy doy gracias a Dios por tenerte, contemplarte, y te bendigo al igual que a toda tu belleza y riqueza natural, como lo eres toda tú, porque todo ha hecho de ti, «Playa Caribe: un encanto tropical, un paraíso de sueños».
Por: Gabriel (Lucho) Gómez
Deja un comentario