«El amor y el agua» de José Zorrilla (Poema)

EL AMOR Y EL AGUA

José Zorrilla

POEMA / ESPAÑA

El Amor

 

-Pues en ti, fuente, se mira

Porque su beldad retrates,

Y los rayos de sus ojos

Reverberan tus cristales,

Deja, fuente, que los míos

Agua en tus aguas derramen,

Que las aguas con las aguas

Se borran o se deshacen:

Porque si sueltos dejara

Entrambos a dos raudales,

Pusieran fuego a la tierra

Según al verterlas arden.

Y al menos, como en tus ondas

No han de quedar sus señales,

El consuelo de no verlas

Hará que menos amarguen.

Como a ella, pues, la duplicas

Sus contornos celestiales,

Haz, reflejando mi duelo,

Que yo mismo me acompañe.

Engáñame con mi sombra

Porque yo mismo me engañe

Pensando que lloran dos,

Uno en mí, y otro en mi imagen.

Porque tú no sabes, fuente,

Cuánto endulzan los pesares

Las lágrimas de otro triste

Que llora duelos iguales.

Pero ya que no me guardas,

Por traición o por desaire,

Sobre tus aguas sus formas

Porque yo aquí no las halle,

Deja que, llorando en ellas,

Que salga al jardín aguarde,

Por verla pasar de lejos

Aunque indiferente pase,

Pues he de ser tan humilde

Y tan respetuoso amante,

Que porque no la dé enojos

El disgusto de encontrarme,

He de volverme de espaldas

Mirando hacia tus cristales.

Pero prométeme, fuente,

Que si por fortuna sale,

Cuando yo mire tus ondas,

Tus ondas me la retraten.

Así a tu blando murmullo

Enajenadas las aves;

A compás del agua trinen

Enamorados compases;

Así juguetonas vengan

En tu corriente a bañarse,

Robando al alba matices

Que por tus espejos cambien.

Y tantas a verte acudan,

Que cuando el sol se levante

Piense que, en vez de rocío,

Las nubes lloraron aves.

Así te arrullen las hojas

Que tapizan esos árboles,

Porque no sientan las flores

Que si te adormeces, calles.

Así en ti las flores viertan

El bálsamo de sus cálices

Brotando de hoy a porfía

En tus bordes a millares.

Y así cayendo tus aguas

Desde la taza de jaspes,

A gotas las tornasole

El rojo sol de la tarde,

Y partiéndolas en hebras

Cuando como espejos salen

Las rico, columpie y trence

Suelto y revoltoso el aire.

 

El Agua

 

-Bien pensé, Amor, que eras loco,

Mas no que tan loco fueses

Que buscaras en mis ondas

Tus hermosuras rebeldes.

Si las hermosas se miran

En el cristal de las fuentes,

Es porque el perfil se borra

Cuando el lindo rostro vuelven.

Que si en el cristal quedaran

Sus imágenes perennes,

Por celos de aquella copia

No se asomarán a verse.

Vano consuelo es que quieras

Ver la tuya en mi corriente,

Para que viendo tu sombra,

Con tu sombra te consueles.

Porque si tal es el fuego

Que tus turbios ojos vierten,

Tal hará que hierva el agua,

Que tu sombra no refleje.

Mas si al jardín, como dices,

Por tu ventura saliere,

Que la has de volver la espalda

Si te lo persuades, mientes.

Que, o por postrarte a sus plantas

O porque mejor te viere

Iráste loco tras ella

Aunque de verte la pese:

Y si te pinto su imagen

En mis aguas transparentes,

Acaso en tu desvarío

Tanto por ella te ciegues,

Que para abrazarla osado,

Por mis ondas atropelles,

Confundiendo ambos retratos

Con barros, algas y peces.

No extrañes que tal te diga,

Amor, si oírme te ofende,

Que, según lo que deliras,

No es extraño que tal piense.

Y has de saber, pues en premio

De mi compasión me ofreces

Que sol, aves, hojas, flores,

Amorosas me requiebren,

Que aunque tú no lo mandaras,

En esto ellas te obedecen:

Pues si las aves me trinan,

Es porque mis aguas beben;

Si los árboles me arrullan,

Es porque yo les remede;

Si las llores me embalsaman,

Porque mis aguas las rieguen;

Y si el sol me tornasola,

Es porque yo le refleje;

Y el aire es tan galán mío

Que imposible me parece

Que ondular puedan mis hebras

Sin que blando me las bese,

Y revoltoso jugando,

Las rice, columpie y trence.

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