NO SÉ
Domingo Espinoza
POEMA / VENEZUELA
No sé qué color tendrá el cielo mañana. Pero ya no será el mismo cielo…
No sé si el turpial que cada mañana trina frente a mi ventana montado en la copa del araguaney me regalará su canto. Pero no será el mismo canto…
No sé si los mares, las playas o los ríos me bañarán de azules la mirada. Pero no será la misma mirada…
No sé si la sangre ancestral que ha volcado sobre mí mis pasiones renacerá en cada verso que escriba. Pero no será la misma sangre…
No sé si volará entre la primavera aquella orquídea que siempre me ha perfumado. Pero no tendrá el mismo aroma…
No sé si mis hermanos estarán abrazando mis alegrías impropias a la muerte. Pero no será el mismo abrazo…
No sé si lograré dormir y tener el mismo sueño repetido en deja vú. Pero no será el mismo sueño…
No sé si al despertar seguiré buscando tu silueta entre mis manos. Pero te veré…
Veré que tienes color de cielo, canto de turpial, un bosque de araguaneyes, tendrás sabor a playa…
Veré siete garzas blancas anidando en el rincón de mi sala, aleteando al aire un tricolor de emociones endulzado con papelón…
Te veré más linda que en mis mejores sueños. Y, al hacerlo, mi grito ahogado en el tiempo cobrizo de la esperanza se escuchará en el espacio silente de la tristeza al reír con el rostro cubierto de lágrimas diciendo:
¡Te amo, VENEZUELA!
Música para leer
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Crítica del poema
Por: Glean Rimano Sucre
Una nostalgia extensa
Domingo Espinoza nos presenta una joya poética de su extenso poemario popular y nacionalista. En algunos instantes parece deshacerse del cuerpo del ave y cae en una extensa nostalgia. El poeta, trata de huir y de enmascarar la realidad, sin embargo, la suerte de su palabra escrita siempre cae en la terrible verdad.
El hablante lírico y su intención
Las metáforas y las humanizaciones nos llevan por el hilo temático que pretende el autor y nos conducen a terrenos semánticos inimaginables. Es decir, la riqueza del poema se multiplica en cada huerto mental o en la pirámide crítica de cada lector. Sin culpa, el hablante lírico le da poder a su incertidumbre tras cada verso y tras cada frase.
Un sentimiento de muchos
Por otro lado, he podido cuantificar 11 estrofas y un remate final con énfasis, aludiendo al objeto de su inspiración: “¡Te amo, Venezuela!”. Al parecer, Espinoza intenta representar en su obra el sentimiento de miles de sus compatriotas que, al igual que él, han perdido las ganas de dormir y han visto la desaparición del perfume acostumbrado de aquella orquídea…
Un final esperanzador
No obstante, en la estrofa final, está el saludo de la esperanza, la caricia sólida de una luz, la extraña forma de un anhelo. Espinoza, quiere ensuciar su pañuelo de lágrimas de alegría, del triunfo de la justicia, celebrar la muerte del “no se puede”. Sin duda, estamos ante la presencia de un poeta con conciencia social que solo quiere articular su voz con las palabras del más dulce papelón: ¡la libertad!
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