EN LA LAGUNA DE LA RESTINGA (PARA LA TIERRA, EN SU DÍA)
Magaly Salazar Sanabria
Poema / Venezuela
Los buceadores comparten un pescado
entre los mangles.
Ningún competidor del alcatraz se asoma,
ni siquiera la Nasa con sus telescopios.
En el asombro, sus ojos prefiguran el pez entre las aguas.
Entonces, el paisaje es un “guanaguanare picoteando”,
y una gaviota que comparte la humedad y verdura
con ostras apegadas y cangrejos.
Las garzas y los cormoranes florecen en las ramas,
y los flamencos en el verdor del agua;
sus patas son metáforas de la extensión
que chapotean los alardes del sol.
Tijeretas y gaviotas exhiben sus plumajes
a la gente que trae los ardores.
La Restinga funge de apeadero del cielo:
alardea de gonzalitos en busca de parejas,
de cotúas empollando en sus nidos,
sin descuidar los lebranches de abajo.
Atravesando el Canal del Abrazo,
aparece un pespés convidado a la fiesta
con su atuendo amarillo del araguaney
y negro por el azabache;
celebraban el Día de la Tierra.
La cotorra margariteña, desde el Rincón del Beso,
se arrima trajeada de etiqueta
con pancarta en la mano: “Amar es volar”
y todos los emplumados corearon:
“Amar es volar”, “Amar es volar”,
porque los pájaros son una metáfora de la expansión,
una necesidad de libertad.
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