«El extranjero» de Novalis (Poema)

EL EXTRANJERO

Novalis

POEMA/ ALEMANIA

Cansado estás y frío, oh extranjero, y no pareces

adaptado a este cielo. Vientos más calientes

soplan que en tu patria, y más libre

en otro tiempo se alzaba el pecho joven.

 

¿No expandía la vida allí su colorido

por el campo sereno y la eterna primavera?

¿No tendía allí la paz sus densos hilos?

¿No florecía allí eternamente lo que una vez brotó?

 

Oh, buscas en vano. Se ha hundido

aquella tierra celestial. Ningún mortal

conoce ya el sendero inaccesible

que el mar ha sumergido para siempre.

 

Muy pocos de los tuyos han logrado

ponerse a salvo del feroz oleaje. Están dispersos

aquí y allá, y esperan

mejores tiempos para reencontrarse.

 

Ten voluntad y sígueme. Te ha sido

favorable el destino que aquí te ha conducido.

Gentes de tu tierra hay aquí, y que en silencio

celebran una fiesta entrañable.

 

No puedes sin embargo entender cómo sus corazones

allí se unían. Ves brillar en sus rostros

inocencia y amor, igual

que en otro tiempo allí en la patria.

 

Más clara se alza tu mirada. La tarde se despliega

como un sueño amistoso, y transcurre veloz

en dulce charla, y entre tanto

tu corazón se funde con la bondad que reina.

 

Mirad. Está aquí el extranjero. De una misma tierra

a la que pertenecéis se siente desterrado. Horas sombrías

han pasado por él. Muy pronto

se ha acabado para él el día feliz.

 

Con gusto permanece entre los suyos.

Feliz celebra entre ellos la fiesta del hogar.

La primavera, que fresca florece

en torno de sus padres, le cautiva.

 

Vuelva a celebrarse la fiesta entre nosotros,

antes de que la madre, disgustada, se aleje

de los hijos que lloran, y por sendas oscuras

siga al guía que la lleve a la patria.

 

Que el hechizo que estrecha vuestro lazo

no ceda, y los que lejos están

lo disfruten también, y todos juntos

caminéis felices por un mismo camino.

 

Esto es lo que el huésped desea, pero ha hablado el poeta

en su lugar, porque prefiere permanecer callado

cuando está contento y anhela la venida

de los seres que quiere y que están lejos.

 

Permaneced amables con el extranjero.

Escasas alegrías le están deparadas.

Rodeado de personas amigas espera con paciencia

el día de su gran nacimiento.

 

 

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