POEMAS DACTILARES
Ángel Marino Ramírez V.
POEMA/VENEZUELA
Mención de honor en el XV Concurso Bonaventuriano de Poesía y Cuento de la Universidad San Buenaventura de Cali, Colombia.
PULGAR
Mi nombre es Pulgar,
embalo el gozo de la misión.
En mis gestos providentes
deambulan la vida y la muerte.
Mi curiosa forma, pareciera infringir
la simetría de un planeta,
digamos que me califico
como el eje del planeta “Pentadedos”.
¿Quién podría reprocharme?
El pequeño
lobato de una manada,
puede ser débil
y puede ser fuerte.
Ningún espejo retrocede,
más bien desafía su propia pasión.
Siempre sobrevivo
a los ecos de mis hermanos.
Insulto los prejuicios del tamaño.
Deshilacho las costumbres de la estética.
La soledad del alfabeto no me corresponde
y a la lágrima la aparto con desdén.
Mi postura erguida es victoria.
Vibra el aire con mi caricia,
tiembla el sol con mi presencia.
Mis sombras son mis huellas
preocupadas por asir.
No espero nada pues yo soy la espera
donde germina mi propia soledad
y no importa, porque mi cuerpo
ya es el estereotipo de la resistencia
nacido del álamo de la creación.
A veces toco el bordón de Dios
sobre las vertebras
de mi propio rostro.
ÍNDICE
Tú dirás que soy
el dedo acusador.
El segundo de la dinastía,
un extremo dilatado
de cuatro pilares.
Para mí, solo soy un dedo
cuya brújula imprevisible
predica culpas.
No me importa mucho
la ansiedad del resto,
pues mi carácter
llama la atención
cuando la atención llama.
Hoy me parece obvio
el pretexto de siempre.
Soy de esos que injerto
en un sarcófago, al viento.
Quizás, porque asumo
que el verbo solitario
no disfruta de la excesiva
distracción de una advertencia.
Resalto cualquier verdad,
hasta la verdad de un espejismo.
El lápiz, es el cómplice
de mi indudable liderazgo.
Por cosas de anatomía simple,
me tocó ser el del gatillo,
al cual acciono sin piedad
para transformarme en un cándido
filósofo de la muerte.
Cuando puedo,
escribo en la pizarra del aire,
escribo con 14 versos
que derraman mi
sonetizada amargura.
¡Soy el capitán del tacto!
¡Soy el almirante del alzado gesto del riesgo!
Mi caricia es franca,
el problema es ese movimiento de cascabel
con el cual hipnotizo la curiosidad del hombre.
MEDIO
Mi nombre es Medio,
soy el dedo obsceno,
¿Por qué me llamarán así?
Si la palabra implica santidad,
los gestos también
deberían implicarla.
Puedo recibir disculpas.
Sé que algunos tienen
una perspectiva cuadrada.
Mi presencia
anula el pellejo
de la otredad.
¿Será que Aristófanes,
quiso convertirme
en el huérfano
de la arena libre
o que en mí la fiera
proyectó su debilidad?
Soy abundante,
y la abundancia
suele deshojarse
en trinos de autoridad
o en trinos saturnianos
que apagan
esa inconformidad.
El purgatorio de mi fama
le arrendó una página
al resentimiento,
aunque la humillación
del chiste malo
me persiga.
seguiré cargando
mi cruz didáctica,
es lo más lógico,
puesto que vivo
en un barrio
de menores.
Soy Don Medio,
¡la falange de falanges!
Bendita sea
mi cúspide distal.
ANULAR
Como Anular sé,
que el cuatro
es un número de suerte.
Como Anular sé,
que al devolver
una mirada elegante,
lo haré con una arrogancia
de desfile.
Mi doctrina es aderezar
el vuelo de la memoria.
Jamás me han seducido
los criticones de vino.
Hago mío el aceite
del aroma nupcial.
Por eso, cuando
me visto de anillo,
sé que represento
una fiesta del alma
y no un hipotético
traje de piedra.
Estoy consciente,
que, a fin de cuentas
se rompen los floreros.
Por cierto,
el vocablo anular
es un juego de letras
que una inquisidora luna
copió,
pegó
y acomodó a su gusto.
No me extrañaría
que la Galaxia Anular,
sea un homenaje
a mi apuesto traje dactilar.
En fin, alguien debía ser
el “Pachuco” de la pandilla
y ese soy yo.
Dios no se atreverá
a sentenciarme;
soy el dedo más creyente,
el que dice amén.
MEÑIQUE
Mi nombre es Meñique,
un nombre
de peluche.
Meñique,
inocente
palmera.
Meñique,
don mozalbete.
Meñique,
el benjamín.
Mi nombre es Meñique,
débil tormento.
Meñique,
repique,
cacique,
alfeñique.
Afecto de todos,
pulgar de auxilio,
estampa fresca,
rara caricia,
aguda destreza,
pacto de uña,
liebre de lana.
Descubrí
que soy el dedo
favorito,
el tiple de la mano
el de la figura eterna
el ansia de la aventura.
¡Qué nadie se
ponga celoso!
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