MI MADRE SE FUE AL CIELO
Ángel Marino Ramírez V.
POEMA / VENEZUELA
MI madre se fue al cielo
con su padrenuestro a cuestas,
entonando su plegaria de estrellas
y orgullosa de su linterna mágica.
Tres cosas orientaron su vida;
la pretensión de la fe es una,
mezclar el maíz con el agua; otra,
levantar su familia, otra.
Mi madre se fue al cielo,
no se fue sola, se llevó su rezo,
se fue rodeada de muchos misterios,
de sus letanías de voz áspera,
de sus cuentos de budare caliente,
de su trajinar ansioso de templos
y de su incomprensión de la muerte.
Un recuerdo no desplaza la vida,
pero rellena la grieta.
Mi madre se fue al cielo
sin preguntar nada,
sin despedirse de nadie,
sin cerrar la cerradura,
sin su enérgica expresión,
sin la tinaja de su dura niñez,
sin el camino del pozo de agua.
Mi madre se fue al cielo
y mi desespero es recordarla.
Me queda una arbitraria imagen
que esculpiré escribiendo de ella.
En la víspera de un verso, allí estará.
En la dificultad de un problema, allí estará.
En la alegría de un triunfo, allí estará.
En la esencia de una decisión, allí estará.
En la imaginaria órbita de sus nietos, allí estará.
Y cuando mire a la poderosa lámpara del cielo,
allí estará.
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