Poemas a la muerte de Emily Dickinson

POEMAS A LA MUERTE

Emily Dickinson

POEMA / ESTADOS UNIDOS

45

Hay algo más tranquilo aún que el sueño

en esta habitación de dentro.

Una ramita lleva sobre el pecho —

y no dirá su nombre.

Hay quien lo toca, y quien lo besa —

hay quien aprieta su mano impasible —

Posee una sencilla gravedad

que me resulta incomprensible.

No lloraría yo si fuera ellos —

¡Es de maleducados sollozar!

Podrían asustar a la serena hada,

hacer que vuelva a su bosque natal.

Mientras las gentes de corazón simple

hablan de «Prematuros muertos» —

nosotros — que apreciamos la perífrasis,

decimos que los Pájaros partieron.

 

50

Aún no se lo he dicho a mi jardín —

no vaya a ser que convencerme pueda.

Tampoco tengo fuerza suficiente

para comunicárselo a la Abeja —

No lo diré en la calle, pues las tiendas

me mirarían, fijamente, a mí —

Que alguien tan poca cosa — e ignorante

tenga la valentía de morir.

No quiero que lo sepan las laderas —

por las que tanto paseé —

ni decirles a los amados bosques

el día en que me iré —

No lo susurraré en la mesa —

ni por descuido se me escapará

que hoy dentro del Enigma

alguien caminará —

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