La histeria colectiva y las redes sociales, el caso de La guerra de los mundos de H. G. Wells

La histeria colectiva causada por el coronavirus, se están poniendo a prueba varios aspectos muy concretos. Entre ellos, se pueden mencionar:

  • Nuestra empatía, sí.
  • Nuestra capacidad de organización.
  • Qué tan bien estamos preparados ante situaciones epidemiológicas de este tipo.

No obstante, y no se debe dejar de lado, también se está midiendo el alcance del dominio que puede tenerse sobre las mentes humanas a través de las redes sociales y demás medios de comunicación. Ni Nostradamus, con todas sus profecías, ha calado tanto como muchos desinformadores de las redes sociales.

Las redes, “la verdad” y la hipocondriasis

En la actualidad, las pantallas se han vuelto, para muchos, dueñas y señoras de la verdad. La gente mira y cree sin poner resistencia. Todo se comparte, nada se cuestiona. En esa fiesta, la hipocondriasis está ganando terreno. Ya hay quien tiene síntomas, y ni ha tenido contacto con dicha enfermedad.

Incluso, hay gente que ha muerto, y no por la enfermedad, sino por los efectos colaterales de la psicosis colectiva. El miedo puede paralizar al cuerpo, baja las defensas, te deja expuesto.

El caso de La guerra de los mundos

Me recuerda a un suceso ocurrido hace ya 81 años. La afamada novela La guerra de los mundos de H. G. Wells, fue adaptada a versión radial. El encargado de todo fue Orson Welles. Se hizo un muy buen elaborado guion, se contrataron excelentes actores, y comenzó el show.

Entre noticias verídicas y canciones, se iban colando las partes del guion. Todo minuciosamente interpretado. Fueron tan bien planificados, que buscaron a supuestos reporteros y científicos a que corroboraran todo y dieran opiniones y versiones de lo que acontecía y de lo que podría acontecer tras todo aquello que pasaba.

Pero, ¿qué pasaba? Bueno, se narraba, nada más y nada menos, el vívido panorama de una invasión extraterrestre.

La histeria colectiva en Grover's Mill

La locación afectada por la supuesta invasión, fue Grover’s Mill. Todos los invitados corroboraban que habían visto criaturas aterradoras y sus naves. El programa duró, apenas, una hora. Se transmitió, muy convenientemente, la noche previa a Halloween de ese año.

Recordemos que en esa época la radio era como el internet de hoy en día. Bueno, la histeria colectiva no se hizo esperar. Tampoco las opiniones al respecto (esas que nunca faltan de parte de expertos que no estuvieron ni saben, pero que les encanta un chisme).

La histeria colectiva actual por el coronavirus

Hoy vivimos algo parecido, es solo que hay un patógeno real. Y sí, la globalización está haciendo estragos, pero más daño hacen quienes comparten noticias falsas por hacerse notar. Ahora todos son periodistas y analistas políticos y economistas.

Las redes han logrado su cometido. Todos son sabios, menos los que realmente se prepararon. Los titiriteros de arriba están felices. Ya casi no hacen nada. Todo queda en manos de «los que quieren ser los primeros en comunicar», aunque al hacerlo, en el 99% de los casos, estén malcomunicando.

Quédense en sus casas. Si desean información veraz, accedan a la página de la OMS. Mantengamos la calma y no caigamos en el juego de quienes disfrutan cultivando la desesperanza y el miedo. Todo pasará pronto.

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