«Las cuatro estaciones» de Stéphan Mallarmé (Poema)

LAS CUATRO ESTACIONES

Stéphan Mallarmé

POEMA / FRANCIA

1.-Resurgir

Primavera enfermiza tristemente ha expulsado

Al invierno, estación de arte sereno, lúcido,

Y, en mi ser presidido por la sangre sombría,

La impotencia se estira en un largo bostezo.

 

Unos blancos crepúsculos se entibian en mi cráneo

Que un cerco férreo ciñe como a una vieja tumba

Y triste, tras un sueño bello y etéreo, vago

Por campos do la inmensa savia se pavonea.

 

Luego caigo enervado de perfumes arbóreos,

Cavando con mi rostro una fosa a mi sueño,

Mordiendo el suelo cálido donde crecen las lilas,

 

Espero que, al hundirme, mi desgana se alce…

-Mientras, el Azur ríe sobre el seto y despierta

Tanto pájaro en flor que al sol gorgea-.

 

2.-Tristeza de verano

El sol, sobre la arena, luchadora durmiente,

Calienta un baño lánguido en tu pelo de oro

Y, consumiendo incienso sobre tu hostil mejilla,

Con las lágrimas mezcla un brebaje amoroso.

 

De ese blanco flameo esa inmutable calma

Te ha hecho, triste, decir -oh, mis besos miedosos-:

“¡Nunca seremos una sola momia

Bajo el desierto antiguo y felices palmeras!”

 

¡Pero tu cabellera es un río tibio,

Donde ahogar sin temblores el alma obsesionante

Y encontrar esa Nada desconocida, tuya!

 

Yo probaré el afeite llorado por tus párpados,

Por ver si sabe dar al corazón que heriste

La insensibilidad del azur y las piedras.

 

3.-Suspiro

Mi alma hacia tu frente donde sueña

Un otoño alfombrado de pecas, calma hermana,

Y hacia el errante cielo de tus ojos angélicos

Asciende, como en un melancólico parque,

Fiel, un surtidor blanco suspira hacia el azul.

-Hacia el Azur enternecido de octubre puro y pálido

Que mira en los estanques su languidez sin fin

Y deja, sobre el agua muerta do la salvaje

Agonía de las hojas yerra al viento y excava un frío surco,

Arrastrarse al sol gualda de un larguísimo rayo.

 

4.-Invierno

¡El virgen, el vivaz y bello día de hoy

Da un aletazo ebrio va a desgarrarnos este

Lago duro olvidado que persigue debajo de la escarcha

El glaciar transparente de los vuelos no huidos!

 

Un cisne de otro tiempo se acuerda de que él es

Quien, aun sin esperanza, magnífico se libra

Por no haber cantado la región do vivir

Cuando ha esplendido el tedio del estéril invierno.

 

Sacudirá su cuello entero esta blanca agonía

Por el espacio impuesto al ave que lo niega,

Mas no el horror del suelo que aprisiona al plumaje.

 

Fantasma que su puro destello a este lugar asigna,

Se aquieta en el ensueño helado del desprecio

Que entre su exilio inútil viste el Cisne.

 

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