«La jovencita enferma» de Francis Jammes (Poema)

La jovencita, un poco enferma, me sonríe

Y me pregunta ¿es cierto?

Ella es muy inocente, y lleva una argollita

plateada en el dedo.

Miro cerca, muy cerca de mí su cuerpo endeble,

me inclino sonriendo

e interrogo: ¿qué dice la madre superiora?

¿Ya no está en el convento?

He sabido—responde—que ha poco la cambiaron

—o algo que no recuerdo;

y al hablar, la chicuela parece de una rosa

el botón entreabierto.

Usted—dice—… Y no acaba la interrumpida frase

y guardamos silencio.

¿Se siente usted acaso peor que en otros días?

—le pregunto muy quedo.

—No; me duelen un poco los brazos esta noche…

—No es nada—le contesto—;

se ve mejor. — Y ríe en sus ojos un rayo

luminoso y discreto.

La enfermita parece la muñeca de un niño

—de algún niño opulento—.

Es delgada y, no obstante, bajo su chal comienza

a dibujarse el seno.