«Castillo de amor» de Jorge Manrique (Poema)

CASTILLO DE AMOR

JORGE MANRIQUE

POEMA/ESPAÑA

I

Hame tan bien defendido,

señora, vuestra memoria

de mudanza,

que jamás, nunca, ha podido

alcanzar de mi victoria

olvidanza:

porque estáis apoderada

vos de toda mi firmeza

en tal son,

que no puede ser tomada

a fuerza mi fortaleza

ni a traición.

 

II

La fortaleza nombrada

está en los altos alcores

de una cuesta,

sobre una peña tajada,

maciza toda de amores,

muy bien puesta:

y tiene dos baluartes

hacia el cabo que ha sentido

el olvidar,

y cerca a las otras partes,

un río mucho crecido,

que es membrar.

 

III

El muro tiene de amor,

las almenas de lealtad,

la barrera

cual nunca tuvo amador,

ni menos la voluntad

de tal manera;

la puerta de un tal deseo,

que aunque esté del todo entrada

y encendida,

si presupongo que os veo,

luego la tengo cobrada

y socorrida.

 

IV

Las cavas están cavadas

en medio de un corazón

muy leal,

y después todas chapadas

de servicios y afición

muy desigual;

de una fe firme la puente

levadiza, con cadena

de razón,

razón que nunca consiente

pasar hermosura ajena

ni afición.

 

V

Las ventanas son muy bellas,

y son de la condición

que dirá aquí:

que no pueda mirar de ellas

sin ver a vos en visión

delante mí;

mas no visión que me espante,

pero póneme tal miedo,

que no oso

deciros nada delante,

pensando ser tal denuedo

peligroso.

 

VI

Mi pensamiento -que está

en una torre muy alta,

que es verdad-

sed cierta que no hará,

señora, ninguna falta

ni fealdad;

que ninguna hermosura

ni buen gesto,

no puede tener en nada

pensando en vuestra figura

que siempre tiene pensada

para esto.

 

VII

Otra torre, que es ventura,

está del todo caída

a todas partes,

porque vuestra hermosura

la ha muy recio combatida

con mil artes,

con jamás no querer bien,

antes matar y herir

y desamar

un tal servidor, a quien

siempre debiera guarir

y defensar.

 

VIII

Tiene muchas provisiones

que son cuidados y males

y dolores,

angustias, fuertes pasiones,

y penas muy desiguales

y temores,

que no pueden fallecer

aunque estuviese cercado

dos mil años,

ni menos entrar placer

a do hay tanto cuidado

y tantos daños.

 

IX

En la torre de homenaje

está puesto toda hora

un estandarte,

que muestra por vasallaje

el nombre de su señora

a cada parte;

que comienza como más

el nombre y como valer

el apellido,

a la cual nunca jamás

yo podré desconocer

aunque perdido.

 

X

FIN

 

A tal postura os salgo

con muy firme juramento

y fuerte jura,

como vasallo hidalgo

que por pesar ni tormento

ni tristura,

a otro no lo entregar

aunque la muerte esperase

por vivir,

ni aunque lo venga a cercar

el Dios de amor, y llegase

a lo pedir.

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